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FIAIZ

Juan 47

CVJ

Domingo, 23 de mayo de 2007

 

VIDA ACOMPAÑADA

 Plan de oración con el Evangelio de Juan

 

47. Jn 7,45-52

 

 

Introducción:

 

                Los humanos llevamos dentro un juez, lo hemos dicho en otras ocasiones aunque no está nada mal volver sobre ello. Es un juez que condena rápidamente, sin previo aviso, sin pruebas, por meras exterioridades. Es un juez duro, pues sus condenas no se corresponden con el supuesto delito. Es un juez sin misericordia porque piensa que la misericordia está fuera de lugar cuando se valora al otro, sobre todo si le considera "enemigo". Es un juez que no da segundas oportunidades sino que, a la primera, viene la condena dura. Es un juez terrible contra los demás, casi nunca contra uno/a mismo/a. En parte somos así y vale la pena encarar esta realidad con la mayor paz posible y hasta con una cierta comprensión: somos así, pero no quiere eso decir que no haya posibilidades de cambiar. Siquiera, podemos percatarnos de ello. Y, luego, podemos crecer en humanidad y comprensión.

                Es que Jesús fue uno juzgado duramente y condenado más duramente. Aquí (como en otras ocasiones) se le juzga en ausencia, sin poder defenderse. Se le condena por ser de Galilea, por no ser del staff, del sistema, del grupo dirigente. Se le condena, en el fondo, por ser un pobre hombre. Si hubiera sido un noble, habría que haber visto si de Galilea salían profetas o no. Pero se le juzga sin escucharlo y sin ningún tipo de averiguación. Nunca se escucha o se averigua algo en torno a la dura vida de los pobres. Se les condena y se acabó.

                Como el Evangelio está escrito apuntando a nosotros, pasajes como éste inquieren sobre nuestras actitudes de juicio: ¿tenemos controlado el mecanismo de juicio o está desbordado?

 

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Texto:

 

                        45Los guardias del templo acudieron a los sumos sacerdotes y fariseos, y éstos les dijeron:

                -¿Por qué no lo habéis traído?

                        46Los guardias respondieron:

                -Jamás ha hablado nadie así.

                        47Los fariseos les replicaron:

                -¿También vosotros os habéis dejado embaucar? 48¿Hay algún jefe o fariseo que haya creído en él? 49Esa gente que no entiende de la ley son unos malditos.

                        50Nicodemo, el que había ido en otro tiempo a visitarlo y que era fariseo, les dijo:

                        51-¿Acaso nuestra ley permite juzgar a nadie sin escuchar primero y averiguar lo que ha hecho?

                        52Le replicaron:

                -¿También tú eres galileo? Estudia y verás que de Galilea no salen profetas.

 

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Ventana abierta:

 

 

Este señor es Miquel Fuster, un indigente sin techo que se ha tirado 15 años en la calle. Es también dibujante y ha escrito un libro de dibujos al parecer muy hermoso (se titula: Miguel 15 años en la calle). Cuando lo han entrevistado estos días llama la atención el milagro de la conciencia de dignidad conservada a pesar de tanto sufrimiento y que, cuando habla de la gente, no la juzga ni la condena. Casi siempre la excusa y trata de comprender sus razones (sinrazones) y miedos ante los pobres de la calle. Él dice que le ha salvado de la ruina total su compañerismo con el silencio y el arte de dibujar. Quizá le haya salvado también su capacidad para no juzgar a quien le menosprecia.

                Oramos: Gracias, Señor, por quienes no acumulan amargura en su desgracia; gracias por quienes no juzgan con acritud; gracias por quienes luchan por su dignidad no reconocida.

 

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Desde la persona de Jesús:

 

                Dicen los guardias que "nadie ha hablado como Jesús". Seguramente que aluden a su manera hondamente humana de hablar, no tanto a su elocuencia. Uno que habla bien del otro no puede ser juez de nadie. San Francisco decía: "Hablar bien del hermano es servir a Jesucristo". A veces creemos que servir a Jesús es algo sublime. Pues bien, con hablar bien, con no juzgar al otro, con ser benigno al menos en palabras, ya estás sirviéndole.

                Oramos: Que sirvamos a Jesús hablando bien de las personas; que hablemos bien del hermano para alejar los sentimientos de juicio; que hablemos con humanidad para que se nos valore con humanidad.

 

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Ahondamiento personal:

 

                Dice el texto que Jesús es condenado sin antes escucharle. La escucha aleja la condena. Escuchar no es solamente oír; es también ponerse en la piel de quien nos habla, acercarnos a sus sufrimientos, tratar de conectar con su perspectiva, acercarnos a sus "razones". Si la escucha aumenta, el juicio retrocede; y viceversa. Las duras condenas que emitimos sobre los demás van parejas a una carencia fuerte de escucha.

                Oramos: Que nos escuchemos para no juzgarnos; que nos escuchemos para entendernos y relacionarnos; que nos escuchemos para amarnos de verdad.

 

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Desde la comunidad virtual:

 

                La libertad con la que hacemos parte de la comunidad virtual va pareja a nuestro no juzgarnos nunca. A nadie se le dice nada si ora o si no, si viene a las asambleas o no, si participa en el grupo o no. Nada se exige, nada se demanda por ley, nada se condena por causa de un reglamento. Todo brota del corazón: viene el que quiere, sigue el que quiere, asiste el que quiera. Una actitud de libertad aleja cualquier juicio. Eso sí, todos sabemos que si vienes estamos mejor, que si oras nos enriquecemos, que si participas en una asamblea nos alegramos.

                Oramos: Que siempre haya ambiente de libertad y respeto en nuestra comunidad; que nadie se sienta juzgado en nuestros grupos; que sepamos alegrarnos al relacionarnos.

 

 

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Para orar:

 

No me juzgues por favor te pido, por apariencias que no las cuido
no juzgues mi hábitos que todo tiene un fundamento
no me juzgues por la linealidad de mis palabras
acércate... te invito un café hablamos cuéntame de tu vida, sabes que siempre quiero ayudar
no me juzgues por tus malas experiencias, yo las entiendo, pero dame margen para demostrar.
no me juzgues por mi apariencia si quieres compartir mi esencia
no me juzgues, si el mismo prejuicio es victima de la realidad.

no me juzgues si llevo armani o imitación, es tan difícil vernos almas en cuerpos, almas en sociedad, es tan difícil desencuadrar el aspecto y mirar adentro
no por favor no me juzgues si soy sudaca, ignorante o argentino
si soy negro o blanco
soy vida, soy aceptación, soy humano...

No me juzgues si estoy equivocado, viviendo en un error, ayúdame a tener ojos para ver mejor la realidad
no me juzgues mírame a los ojos, algo tenemos en común...somos diferentes.

 

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