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FIAIZ

Juan 7

CVJ

Domingo, 22 de marzo de 2009

 

VIDA ACOMPAÑADA

 Plan de oración con el Evangelio de Juan

 

7. Jn 2,1-12

 

Introducción:

 

                Hay algo que no deja de ser sorprendente: que en esta sociedad de masas, de tribu, de anonimato, haya siempre gente alternativa. Son personas que no bailan al son de la música general, que no disfrutan con los gozos vendibles del mercado, que no entienden la relación social en maneras marcadas de antemano, que no siguen el "camino que lleva a Roma", que diría Brassens. Siempre hay gente alternativa. Más aún, por extraño que parezca, el mismo sistema apunta, a veces, a lo alternativo. Hay economistas que dicen, en este desbarajuste financiero en el que estamos metidos, que la solución puede venir de la solidaridad con los países desfavorecidos; que eso puede ser ganancia para nuestra maltrecha sociedad occidental. Aún falta mucho para ver lo alternativo como solución. Pero algo se mueve.

                El texto evangélico de esta semana nos hace entrar ya formalmente en la primera parte del Evangelio de Juan. Le suelan llamar "el libro de los signos": Jesús revela que es solución para la historia mediante siete signos de fe. El primero de ellos es el que vulgarmente llamamos "las bodas de Caná". Pero, en realidad, habríamos de titularlo: una propuesta de vida alternativa. En el relato se contraponen dos modos de vida: el de quien vive apegado a la rigidez de la norma (lo representan las estáticas tinajas) y el de quien vive en lo creativo de la alegría y del amor (lo representa el vino nuevo). Ser alternativo no es ser raro, estrambótico, extremo. Es tener otra perspectiva sobre la vida, una mirada amable, generosa, imaginativa, nueva. Y, luego, apuntarse a caminos nuevos, buscadores, animosos. No situarse en lo trillado, en lo de siempre, en lo que no sobresalta nunca el corazón. El Evangelio tendría que suscitar en nosotros/as un calorcillo, como el buen vino, para luego animarse a vivir en novedad. Es posible.

 

***

Texto:

 

1Al tercer día había una boda en Caná de Galilea y la madre de Jesús estaba allí; 2Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda.

                        3Faltó el vino y la madre de Jesús le dijo con insistencia:

                -No les queda vino.

                        4Jesús le contestó:

                -Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora.

                        5Su madre dijo a los sirvientes:

                -Haced lo que él diga.

                        6Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.

                        7Jesús les dijo:

                -Llenad las tinajas de agua.

                Y las llenaron hasta arriba.

                        8Entonces les mandó:

                -Sacad ahora, y llevádselo al mayordomo.

                Ellos se lo llevaron.

                        9El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio 10y le dijo:

                -Todo el mundo pone primero el vino bueno y, cuando ya están bebidos, el peor; tú en cambio has guardado el vino bueno hasta ahora.

                        11Así, en Caná de Galilea, Jesús hizo la primera de sus señales, manifestó su gloria y creció la fe de sus discípulos en él.

                12Después bajó a Cafarnaún con su madre, los hermanos y sus discípulos. Estuvieron allí sólo unos pocos días.

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Ventana abierta:

 

 

R. Montero escribe una columna titulada "María y la vida". Una vida alternativa. "Acabo de reencontrarme con una buena amiga de juventud a la que hacía 30 años que no veía y de la que no sabía nada. Vive sola con dos perros en una urbanización modesta y remota junto a un pueblo perdido de Toledo, sin coche, sin Internet, con una nevera roída por el óxido que parece chatarra pero que enfría bien, cultivando sus propias verduras en un huerto minúsculo, viviendo en el más desnudo filo de una economía de subsistencia. La última vez la vi en la estación de Atocha, ataviada con un mono fabril color butano y tomando un tren camino de la India. Ahora me he enterado de que ha vivido muchos años en Goa y en el Himalaya, y en Italia y en Madrid y de nuevo en la India. Ha atravesado a pie Afganistán, ha desempeñado diversos trabajos, ha dado clases ella misma a sus dos hijos, que no fueron nunca escolarizados. El mayor decidió ser físico, y a los 15 años se examinó en un instituto madrileño para incorporarse directamente al Bachillerato. Sacó los mejores resultados en décadas. Ha hecho la carrera con notas espectaculares y ahora está terminando el doctorado. Se diría que mi amiga les supo educar. También en el cariño: sus dos hijos y sus dos nietos la visitan mucho. Se ha pasado los últimos nueve años cuidando, ella sola, a su compañero, paralítico y enfermo. Él murió hace un mes. Llevaban juntos 33 años. Pintaba y escribía, como mi amiga. La casa está llena de cuadros de los dos, impresionantes cuadros simbolistas de intrincado detalle. Esta casa de austeridad espectral que es la antítesis de nuestra sociedad del desperdicio. De la misma manera que mi amiga, con su vida excéntrica de cometa libérrimo, es la antítesis de lo artificial, de lo convencional y lo superfluo. Hay una especie de sencilla pureza en ella, una autenticidad que corta como una cuchilla. Sí, hay otras maneras de vivir. Se llama María".

                Oramos: Gracias, Señor, porque no se acaba el manantial de los alternativos/as; gracias por quien vive en creciente libertad; gracias por quien mira la vida desde la orilla del amor.

 

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La mirada de Jesús:

 

                Una mirada en este texto sobre su madre, sobre "la mujer", sobre nosotros/as. Le dice que no ha llegado su hora. María cree que la hora mejor de un Mesías es la del triunfo, la de la gloria, la del reconocimiento general. Pero esa no es la hora de Jesús. Su hora es la del "vino nuevo", la de los caminos alternativos en la vida sencilla, la de las entregas reconfortantes pero calladas. El vino nuevo que hace nacer una relación nueva, verdaderamente humana. Ése es el milagro.

                Oramos. Gracias, Señor, por tu amorosa creatividad; gracias por tus caminos siempre sembrados de novedad; gracias por el vino nuevo de tu amor incansable.

 

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Apuntando a lo profundo:

 

                Dice el texto que el vino nuevo había estado "guardado hasta ahora". Como el Mesías esperado que surge en el momento oportuno. El vino nuevo de lo alternativo tiene su momento en nosotros/as y en la sociedad. Imponer la alternatividad sería destruirla, como imponer el amor. Es preciso saber esperar el momento, estar en cercanía, entrelazar caminos y vida. Y luego vendrá el momento de plantar alternativas.

                Oramos: Que aumente nuestra cercanía al corazón de la persona para vivir lo alternativo; que crucemos nuestras sendas con las personas para que nazca lo alternativo; que esperemos con paciencia fraterna el momento bueno para andar caminos de novedad.

 

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Apoyo cotidiano:

 

                Dice el texto que "los sirvientes sí sabían" de dónde había venido el vino. Los humildes, los que sirven, saben  de alternatividad, aunque no se percaten de ello. Por eso, hay que mirar en su dirección. Podemos ayudarnos en caminos alternativos en modos sencillos, humildes, en pequeños criterios, en apoyos elementales, en palabras que parece que de nada sirven La comunidad virtual puede ser un cauce para ello.   

                Oramos: Que nos animemos a caminos nuevos; que nos digamos palabras nuevas; que apreciemos los proyectos de novedad.

 

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Para orar:

 

Si un día perdiera mi calma y mi paz

tu sabrías qué hacer y cómo ayudar.

Si perdiera la fe tendría en ti

algo en lo que creer.

 

Pongo mi confianza en ti, tu no me dejarás,

nunca me traicionarás, dos impulsos y un solo ser

haciéndome pensar que puedo mantenerme en pie,

nunca perderé mi confianza en ti,

 

Tu aliento me llevó al abrigo del mal,

lejos de la traición, de tanta falsedad,

el tiempo inútil y gris no inyectará

nunca su veneno mortal...

 

Pongo mi confianza en ti, tú no me dejarás

y tienes tanto que decir, dos impulsos y un solo ser

haciéndome creer que puedo mantenerme en pie.

 

Nunca perderé mi confianza en ti

 

Luz Casal

 

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