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FIAIZ

Juan 96

CVJ

Domingo, 15 de enero de 2012

 

VIDA ACOMPAÑADA

Plan de oración con el Evangelio de Juan

 

 

96. Jn 14,4-7

 

Introducción:

 

Muchas veces tenemos la sensación de andar perdidos en la vida. Decimos que no es fácil encontrar el camino. En realidad, el camino, como dice el poema, se va haciendo al paso que se anda. Pero hay que reconocer que, con frecuencia, no es fácil. ¿Cómo lograr dar con él y dónde tener la fuerza para andarlo? El camino se hace posible cuando uno descubre lo más básico: que su verdadera y única vocación es vivir y dar vida. Mientras haya una especie de contencioso, de rechazo incluso, a la hermosura de esta vida nuestra que nos parece tan pobre, los caminos se oscurecerán. Pero si nos vamos dando cuenta de que, más allá de las limitaciones, esta vida merece la pena, los caminos se abrirán ante nosotros. Y además, si no nos percatamos que hay muchos que pueden recibir vida de nosotros, los caminos comunes se vuelven oscuros. Pero si nos convencemos de que juntos podemos ser más luminosos, más creativos, más humanos, los caminos de la vida se diversifican y muestran ante nosotros toda su hermosura. Podría parecernos todo esto una bonita teoría sin arraigo histórico, pero la certeza de que esto funciona en las personas queda fuera de duda. La vida lo confirma.

                Jesús se presenta como camino. ¿Qué títulos le avalan para ello? Ha vivido con intensidad y ha dado la vida a raudales, todo lo que podía. Las páginas del Evangelio desvelan que Jesús es, como diría el libro de la Sabiduría, un “amigo de la vida”. No hay ninguna queja contra la vida en el Evangelio, ninguna frase dura contra la dura vida que a Jesús le ha tocado. Él consideró que era una suerte vivir, haber sido creado. Y, además, se dedicó a dar vida a raudales, en maneras humildes, pero efectivas. Lo de menos son sus curaciones o aquella resurrección del hijo de la viuda. Todos sus caminos fueron una oferta de vida, una propuesta de felicidad, un abrir horizontes a la esperanza. Por eso se puede proponer como camino, porque vivió con intensidad y porque contagió vida. Su vida no es una oferta de doctrina sino una oferta de vida.

 

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Texto:

 

4Para ir adonde yo voy, ya sabéis el camino.

                5Tomás le dijo:

                -Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?

                6Respondió Jesús:

                -Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie se acerca al Padre sino por mí. 7Si llegáis a conocerme del todo, conoceréis también a mi Padre; aunque ya ahora lo conocéis y lo estáis viendo presente.

 

 

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Ventana abierta:

 

 

                Este es el logotipo de “Españoles en el mundo”. Últimamente abundan los programas de esta índole: Españoles en el mundo, Aragoneses en el mundo, Riojanos en el mundo, etc. Nos hemos dado cuenta de que el mundo está sembrado de españoles que tratan de abrirse camino. Es cierto que lo que nos muestra la TV es a la gente que ha triunfado, o casi. Se supone que también hay gente a la que no le ha ido bien. Pero de todos modos, queda claro que las personas se abren camino donde sea y como sea. Es un valor de la existencia: buscar incansablemente el camino.

                Oramos: Te damos gracias, Señor, por quienes buscan camino para sí y para otros; te bendecimos por quienes ayudan a buscar caminos; te alabamos por quienes logran dar con su camino en la vida.

 

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Desde la persona de Jesús:

 

                Jesús se propone como camino porque ha vivido con intensidad y ha dado vida con generosidad. “Él se hizo por nosotros caminos”, decía san Francisco. Y es verdad. Con Jesús nuestros caminos están menos solos y menos oscuros. Lo suyo no es darnos doctrina, sino luz para el camino hasta lograr, como decía san Pablo, que tuviéramos nuevo “un amanecer”, un horizonte más despejado, una posibilidad más abierta. Muchas personas lo han percibido así y lo han vivido como una suerte. El camino supone una meta y esa no puede ser otra que la dicha conseguida, el amor logrado. Creemos que Jesús puede contribuir decisivamente a ese hermoso logro.

                Oramos: Te bendecimos, Señor, camino que nos conduce a la dicha; te bendecimos, camino que nos abre a un amanecer nuevo; te bendecimos camino que nos orienta a la bondad.

 

 

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Ahondamiento personal:

 

El Evangelio dice que Jesús es camino porque es verdad y es vida. Es verdad en cuanto que saca a flote nuestra más honda verdad personal: que estamos destinados al amor y a la plenitud, por encima de limitación. Es vida en cuanto que nos va convenciendo que nuestra verdadera vocación es ser llamados a la vida para hacer que la vida se multiplique. De ahí que trabajar por la felicidad, propia y ajena, y por la vida, propia y ajena, es la manera de andar un camino de ahondamiento vital que nos puede llevar al sentido. Jesús apoya esta propuesta.

                Oramos: Que colaboremos a que toda persona perciba que vivir es una suerte; que seamos fecundos dando vida a quien esté necesitado de ella; que mantengamos vivo el deseo de una existencia fraterna para toda persona.

 

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Desde la comunidad virtual:

 

Nuestra comunidad se podría entender como personas que hacen un largo camino de años. Y, como es lógico, hemos conocido a muchas personas. Algunas se han ido quedando en el camino, aunque las recordamos. Otras han hecho pocas etapas con nosotros. Algunos seguimos empeñados en un trabajo espiritual de fondo que lleva ya, como decimos, muchos años. A través de nuestra relación vamos comprobando que Jesús, en la Palabra, se nos hace camino. Quizá no caemos en la cuenta de que ahí se está dando Jesús de manera sencilla y cercana. Ahí se nos está haciendo camino.

                Oramos: Que disfrutemos del camino compartido y vivido juntos; que recordemos con aprecio a quienes han hecho camino con nosotros; que descubramos en el camino de la oración el camino que es Jesús.

 

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Poetización:

 

La suya había sido

una vida en los caminos.

Ahí se encontró

con la vida,

con el corazón de las personas.

Ahí entendió que,

más allá de cualquier limitación,

que vivir era una suerte,

el mejor don,

don de amor, del Padre.

En los caminos derramó la vida,

en ellos vertió calor,

en ellos construyó el amor.

¿Cómo no iba a decir

que él era camino?

Así lo entendieron los suyos:

anduvieron con él,

disfrutaron con él,

lloraron con él,

amaron con él.

Ellos también se hicieron

caminos con él.

Y así, juntos,

atisbaron la dicha de la meta,

el horizonte de la fraternidad,

la esperanza colmada,

el amor a punto.

Caminaron

y se hicieron camino.

Y eso, aún sigue

porque los caminos del amor

nunca se cierran del todo.

 

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Para la semana:

 

Ten por una suerte estar en el camino de la vida. Trata de vivir cada día dando vida a quien anda más débil.

 

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